Como un tell mesopotámico
Hoy ha sido un día complejo. Junto con gratas visitas, la habitación que excava Eduardo ha dado su sorpresa del día, en forma de un zócalo de piedra muy elaborado, mientras que Antonio sufría pacientemente descubriendo, poco a poco, el grosor del murallón por su lado occidental. Además, por razones logísticas imprevistas, hoy la hora del bocadillo se ha reducido a una manzana y a un yogur. El equipo en pleno… a dieta sana.
01. Visto desde el este, el interior del recinto recuerda a quienes nos visitan, pelado de vegetación, con sus grandes muros de adobe y sus derrumbes monumentales, el aspecto de una excavación en Oriente, como si estuviéramos en Mesopotamia y las ruinas fueran las de un palacio asirio o una ciudad egipcia… El Cerro de la Merced es para nosotros tan interesante como aquellas ruinas enormes –en las que también Fernando ha excavado- y tan relevante o más, para nuestro pasado, que cualquier resto oriental.
02. Mercedes rebaña su yogur mientras nuestra vieja mascota Ega, a quien muchos añorabais, protege desde las ramas su apreciada bellota, que hoy nos resultaba tentadora…
03. En el basurero que excavan Andrés, Manuel y Rafael bajo la coordinación de Mónica aparece buena cantidad de cerámica in situ.
04. Hoy hemos tenido el placer de contar con la visita de Jose Calvo Poyato, gran escritor y egabrense apasionado, acompañado por Javier Ariza y Jose Luis Osuna, del equipo municipal. Hemos realizado una agradable y completa visita del yacimiento, pese al calor que ya aprieta. Quién sabe, quizá las hipótesis de trabajo –y las especulaciones, que a veces son imprescindibles- que hemos comentado esta mañana podrían servir de inspiración para un apasionante relato de ficción histórica.
05.A última hora de la mañana el sol brilla tan inclemente sobre los adobes del cerro que para fotografiar los restos es necesario emplear a buena parte del equipo que sostiene un toldo improvisado, ya que de lo contrario las imágenes se queman, pese a la eficacia de las modernas cámaras digitales.
06.iEsta es una muestra del aparente caos con el que lidiamos día a día. Una conejera y unas raíces (de derecha a izquierda, en el centro) han roto lo que posiblemente fue un suelo de época tardía (en primer plano), al que corresponde el zócalo tosco que se ve detrás y que reaprovecha viejos bloques del recinto ibérico. A su vez ese zócalo se apoya sobre un gran derrumbe de adobes petrificados, que procede del recinto principal, y que cayó sobre una habitación (denominada por ahora ‘C’) que está debajo.
Primero se excava el relleno de la conejera, que puede tener material moderno arrastrado por los animales (como cartuchos de caza), y luego vamos retirando unidades estratigráficas (que corresponden a acciones humanas) en orden inverso al que se fueron sucediendo. ¿Qué es un lío? Por supuesto. Bienvenidos a la Arqueología real, en el campo, a 40 grados y con un terreno imposible….
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