lunes, 10 de septiembre de 2012

Lunes 10 de Septiembre. Visibilidad y control.


Visibilidad y control

Hoy hemos vuelto a trepar cerro arriba tras el breve pero agradecido parón del sábado tarde y del domingo, cuando buena parte del equipo ha aprovechado para disfrutar del final de la Feria de Cabra, mostrando una enviadiable capacidad de integración. Cada día es más de noche cuando llegamos, a ver si cambian la hora….
            Una de las razones que hacen interesante el yacimiento del Cerro de la Merced es que desde su cima, pese a no ser muy elevada en cota absoluta ni en la relativa sobre el terreno circundante, tiene una excelente visibilidad en varias direcciones. Y en las que no, conecta visualmente con otras cimas de las sierras cercanas. En el mundo antiguo el control y vigilancia del territorio se realizaba mediante visión directa sin instrumentos ópticos, enlazando pequeños asentamientos o atalayas enlazados visuaalmente entre sí, a veces con el complemento de ayudas como almenaras,  banderas u otro tipo de señales. En el caso de la Cultura Ibérica, muchas ciudades fortificadas u oppida (como el Cerro e la Cruz en Almedinilla, donde también hemos excavado) tienen por sí mismas ese control visual directo del territorio. Pero además a menudo se rodean de cinturones de pequeños asentamientos o de torres de vigilancia que aumentan el perímetro observado. Otras veces las ‘torres’ no parecen asociarse al territorio de un oppidum determinado, sino que controlan rutas de comunicación importantes. El debate sobre el Cerro de la Merced se integra en estos fenómenos carácterísticos especialmente de la fase avanzada de la Cultura Ibérica, en época ya de presencia cartaginesa (s. III a.C.) y romana (s. II-I a.C.). 
 1.- La Feria de Cabra ha sido una buena excusa para la integración de las ramas egabrense y madrileña del equipo. A raíz de una conversación casual mientras lavaban y ordenaban la cerámica aparecida por la mañana, Tamara y Antonia, dos de las  estudiantes locales de Arqueología e Historia, prestaron uno de sus trajes de gitana a Luisa (en el centro). Fue toda una revelación… pareciera que la componente más callada del equipo hubiera nacido con un traje de gitana! Todos lo pasaron muy bien.

 2.- Cada mañana, cuando inciamos la ascensión, la mañana es más oscura.  La sombra en la penumbra es ‘Perla’, una yegua del cortijo inmediato que estaba acostumbrada a pastar y pasearse en libertad por el cerro y a la que ahora hemos acotado su zona de libertad. Existía el peligro de que se lastimase en algunos de los cortesy sondeos, a los que no está acostumbrada… y de que nos dejara en ellos algún recuerdo que hubiera que retirar…
3.- Se aprecia en la foto la excelente visibilidad, pese a la escasa diferencia de cota, desde el Cerro de la Merced hacia el noreste. Esa es sin duda una de las causas de la ubicación de este ‘recinto fortificado’. Una de las cosas más curiosas es que, mientras excavamos, el mundo moderno y urbanizado parece muy lejano… y sin embargo una carretera moderna y transitada discurre apenas a cien metros de la base del cerro.