Hoy ha sido un día movidito con un desagradable incidente inicial en un cortijo inmediato al yacimiento, que ha requerido la intervención de la Guardia Civil y que lógicamente ha alterado bastante el ritmo intenso pero a la vez curiosamente pausado y concienzudo del trabajo. Por otro lado, hemos tenido dos numerosas visitas previamente planificadas, que han recorrido el yacimiento en detalle atendiendo atentamente a las explicaciones que les hemos dado. A primera hora han llegado el Inspector de la excavación, Alejandro Ibáñez, que acompañaba al Gerente del GDR (Grupo de Desarrollo rural) de la Subbética, Francisco Mérida. Mercedes y Eduardo les han explicado el desarrollo de los trabajos. Su colaboración está siendo y será esencial y muy bienvenida. Poco después llegó el otro grupo que esperábamos, una visita de buena parte de la Corporación Municipal de Cabra, con su alcalde al frente. Antonio les ha ofrecido una visita completa y ambos grupos han compartido impresiones durante un buen rato. También vino un rato a primera hora Ignacio Muñiz, del Museo de Almedinilla y nuestro colega y compañero estos años en las excavaciones del Cerro de la Cruz.
Más tranquila está siendo la tarde, dedicada siempre al
inventario y estudio preliminar de los materiales. No siempre se tiene en
cuenta –ni siquiera por las autoridades administrativas que gestionan fondos , y
ni siquiera por algunos arqueólogos- que por cada hora de trabajo de campo, un
equipo de investigación deberá dedicar al menos otra de trabajo preliminar en
la propia campaña, y luego otras muchas más de estudio sistemático y detallado.
Dicho de otra manera, y como regla de andar por casa, cada
mañana de trabajo de campo debe ir acompañada de un tiempo similar vespertino
dedicado al trabajo inicial de limpieza, control e inventario, y cada campaña
de excavaciones debiera idealmente ir seguida de otra, similar en tiempo y
equipo, de estudio a tiempo completo de materiales en campo y gabinete. Y luego,
otro tanto de trabajo de biblioteca y
laboratorio. No tener en cuenta estas necesidades a la hora de planificar y
financiar es una de las principales razones por las que las excavaciones tarden
a veces mucho más tiempo de lo razonable en publicarse como es debido… y no
hablamos de unos años, sino incluso de décadas.
Foto 1. Hoy nos ha
visitado buena parte de la Corporación municipal de Cabra. De izda. a dcha. vemos a Javier Ariza (Primer Teniente
de Alcalde e impulsor principal del proyecto de investigación); Fernando Priego
(alcalde de Cabra); Francisco Casas ( concejal de Turismo); Antonio Moreno (que es el Director del Museo de
Cabra, pero en este caso aparece, como miembro del equipo, acompañando la
visita), Juan Ramón Pérez Valenzuela (Urbanismo) y Ana Peña (Hacienda).
Agradecemos que hayan tomado tiempo del día laboral para realizar una
evaluación in situ de nuestro
trabajo.
Foto 2. Alejandro Ibáñez (izqda.), de la Delegación de
Cultura e Inspector de los trabajos de acuerdo con la normativa de la Junta de
Andalucía, está tomando verdadero interés en nuestro trabajo y colabora en todo
lo posible. Hoy nos ha vuelto a visitar acompañando a Francisco Mérida (Dcha),
Gerente del GDR de la Subbética.
Foto 3. La primera tarea de gabinete, por la tarde, es
simple: los materiales ya vienen separados del campo (huesos, metal, etc.), y
pre-clasificados. Por la tarde, se hace una foto general de trabajo de todo el
material de cada bolsa y Unidad Estratigráfica, y parte del equipo procede a la
tediosa pero necesaria tarea de lavar la cerámica, retirando con cepillo suave
la tierra adherida y evitando mojar los materiales delicados. Es la primera
fase del trabajo de inventario. Tomamos mucho cuidado para no mezclar
fragmentos de distintas procedencias (por ejemplo, del relleno de un hoyo de un topo y del terreno adyacente).
Foto 4. Este cráter o paisaje lunar en el centro del recinto
interior es lo que dejan los excavadores clandestinos cuando, en su rebusca
brutal, codiciosa y egoísta de objetos
para su disfrute o lucro personal, dañan el patrimonio de todos. Una verdadera
lástima, ya que se pierde información muy valiosa que la excavación sistemática
proporciona al ubicar los objetos en su contexto, destruye las estructuras en
la frenética excavación de hoyos incontrolados, y hace mucho más lento y
difícil nuestro trabajo científico.