Los más de cien litros por metro
cuadrado que están cayendo sobre Cabra demuestran el acierto de haber cerrado
ayer los trabajos de campo, aunque seguimos aquí en el gabinete con el mismo
horario. Concluimos pues la primera campaña de excavaciones en el Cerro de la
Merced con profunda satisfacción por múltiples razones.
En primer lugar por el impacto
mediático que han tenido, bien reflejado en el éxito de este blog y su
prolongación en Fecabook, cuyos seguidores no han parado de impulsarnos con sus
ánimos a lo largo de estas semanas.
En segundo lugar porque cualquier
duda sobre la monumentalidad (y sobre el estado de conservación) del recinto se ha disipado, de
cara a la necesidad de continuar con los trabajos para poner en valor y hacer
visitable el yacimiento. Las estructuras excavadas ya, y las que comienzan a
asomar, son imponentes, como muestra el grosor de más de dos metros del muro
del recinto interior y principal, y sin duda merecen la visita incluso para el
turista en principio poco interesado en la Arqueología.
Y en tercer lugar, porque
arqueológicamente los resultados obtenidos son relevantes, y las nuevas
preguntas surgidas, más aún. Por vez primera sabemos que el Cerro de la Merced
tuvo una historia mucho más prolongada y rica de lo que hasta ahora creíamos. A
la fase ibérica se añade una fase anterior, prehistórica, dentro de la Edad del
Bronce, y otra muy posterior, medieval islámica, posiblemente de época emiral.
Su caracterización precisa es ahora una tarea pendiente.
Además, todo indica hasta ahora
que el conjunto fortificado es mucho más que una torre. Constituye un
establecimiento con al menos dos
recintos concéntricos, uno cuadrangular interior más antiguo (todavía no
podemos saber cuanto más antiguo) y otro exterior algo más avanzado. Pero en
ambos casos la ocupación parece puramente ibérica de Baja Epoca, entre los ss.
II y I a.C. , y probablemente en la parte central de esa horquilla.
No hay material romano imperial,
ni siquiera republicano, aunque tendríamos, para confirmar ese extremo, que
llegar a los niveles de uso del recinto interior, suponiendo que no hayan sido
arrasados por las extensas excavaciones clandestinas ahora documentadas. Los
indicios de conservación son prometedores. Todo ello entra de pleno en la polémica existente
sobre la datación y función de los llamados ‘recintos-torre’ en Andalucía y
Extremadura. Avanzamos ya que la heterogeneidad en formas, funciones y fechas
es más probable que la homogeneidad, y que sólo planes sistemáticos de
excavación resolverán eventualmente las discusiones… si acaso.
Los indicios son claros en el
sentido de que no se trata de un asentamiento exclusivamente militar, ya que
hay elementos asociados a economía productiva (fabricación de textiles) y a l
procesamiento de alimentos (molinos).
Sabemos ahora mucho más sobre la
estructura, compleja, del recinto interior, sobre la perfección de sus ángulos
y regularidad de dimensiones, sobre las diferentes técnicas empleadas en su
aparejo. Incluso tenemos indicios sobre la posible localización de los accesos
al recinto exterior.
Pero junto con todas estas
respuestas, importantes como son, asoman viejas y nuevas preguntas: ¿Cuál es la
fecha precisa de fundación del primer recinto y su relación con niveles
anteriores? ¿Cuál es la entidad y función de la ocupación medieval? ¿Cómo se
articulaban los espacios interiores del asentamiento ibérico, sin duda el más
importante?, ¿hubo quizá un patio interior, casas y una torre?, ¿almacenes? ,¿qué
cantidad de habitantes pudieron ocuparlo?, ¿ a qué se dedicaban? ¿eran algo más
además de vigilantes de un territorio? ¿es correcta nuestra ubicación de las
puertas? … todas esas son preguntas que
es imposible responder con unas semanas de trabajo de campo, y que sin embargo
es necesario abordar. Lo mismo ocurre con el contexto histórico: ¿pudo
construirse el recinto inicial en época de las
guerras de Aníbal? ¿en la época de Viriato, en la de Sertorio? ¿pudo
llegar a jugar un papel en las guerras entre César y Pompeyo?... los datos iniciales son todavía insuficientes
para aventurar una respuesta concreta.
Si a estos interrogantes añadimos que carecería rigurosamente de sentido la
inversión realizada con vista a la
puesta en valor si ahora se cancelaran a medias los trabajos, resulta evidente
que una continuidad durante un plazo medio es imprescindible y plenamente
razonable. Conviene apoyar el éxito si presenta resultados, y eso es lo que
hemos venido haciendo aquí en estas semanas, y lo que haremos en plazo
inmediado de acuerdo con los procedimientos administrativos y académicos
dispuestos por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Es, pues, el momento de iniciar las
despedidas, por ahora… Queremos dar las
gracias a tantos amigos que hemos hecho en estas semanas y que nos han hecho nuestra
estancia mucho más agradable y menos
fatigosa. En primer lugar, la logística. Isabel Navas, Directora del hotel Fuente
las Piedras, y todo el equipo de recepción, restaurante y servicios, con
Mariví, Maria José, Jesús, Manolo y tantos otros que tememos olvidar, han hecho
nuestra estancia muy agradable, y han conseguido el milagro de que cada
amanecer subiéramos al cerro razonablemente restaurados en cuerpo y espíritu.
No sabéis la enorme diferencia que supone para nuestros cansados huesos comer y
dormir bien, con una buena ducha en el cuerpo, cuando se trabaja en el campo.
El apoyo desinteresado de
Laurentina Pacheco y de su hijo Daniel, además de la ayuda de su encargado,
Sancho, nos ha permitido contar en su cortijo con una base logística a pie de
cerro que ha supuesto grandes ventajas. Mil gracias por todo, de verdad.
Son demasiados como para
ennumerarlos aquí uno tras otro los
amigos, académicos o no, que nos han visitado en el transcurso del mes. Muchos
de ellos (no siempre había tiempo de registrarlo) han ido desfilando por las
páginas de nuestro blog. Siempre han
sido ratos gratos de charla, ánimos y fructíferos intercambios de opiniones.
El interés de la prensa ha ido,
una y otra vez, ‘más allá del deber’. Para dar a conocer nuestros esfuerzos,
Felipe Osuna, Pepe Moreno, Jose María Tron Juan Rivera y Jose Antonio Romero
han trepado cuantas veces les hemos convocado cerro arriba, con cámaras,
trípodes y demás parafernalia.
La Delegación de Cultura de la
Junta de Andalucía en Córdoba, dirigida por Manuela Gómez Camacho, ha
comprendido plenamente el interés del Proyecto y lo ha apoyado sin fisuras. En
particular agradecermos las sugerencias y el interés Maudilio Moreno y David
Palomino, pero sobre todo, y muy especialmente, el interés y apoyo que
constantemente ha demostrado, con sus visitas y sus gestiones, D. Alejandro
Ibáñez Castro, Inspector eficiente de los trabajos, pero además inestimable
compañero. El interés que ha mostrado el
Gerente del GDR de la Subbética, Francisco Mérida augura mucho para el
futuro.
Igualmente agradecemos las
sucesivas visitas de miembros y mandos de la Guardia Civli y de la Policía
Autonómica, cuya labor es esencial para le preservación del yacimiento. Así
como la de los agentes de Medio Ambiente.
Para el éxito del trabajo ha sido
esencial la ayuda entusiasta del
personal de los diferentes servicios del Ayuntamiento de Cabra, comenzando por
Antonio Espinar, técnico de su Delegación de Cultura y nuestro anfitrión en el
Jardinito. Inma desde la Administración, Encarni desde Asuntos Sociales, Paco
Quero en Obras, el personal de jardinería esencial para el desbroce… sin vuestro trabajo el nuestro habría sido
mucho más difícil e ingrato.
Pero sin duda la clave para
que la excavación haya salido adelante con
tanto éxito es la iniciativa y el apoyo político e institucional, decidido y
sin fisuras, del Ayuntamiento de Cabra comenzando por su Alcalde, Fernando
Priego . Y en particular, sin el empuje de su Delegado de Cultura, Javier
Ariza, sin su empeño y energía, este Proyecto que nos enorgullece a todos sin duda no se habría puesto en marcha. Vaya
para Javier nuestro reconocimiento especial.
En último lugar, pero no lo
último en importancia, el apoyo e interés manifestados por tantos egabrenses,
en el café y en la farmacia, en la papelería y en la calle, ha sido para
nosotros fuente de inspiración. Cuando se nota el interés de la gente, la
responsabilidad aumenta, pero la satisfacción también. Gracias pues a todos los
egabrenses.
Desde el equipo técnico de la
excavación nos sentimos muy satisfechos y orgullosos de cómo ha ido todo, tanto
desde el punto de vista institucional, como desde el de los resultados
arqueológicos. Pero también, y muy especialmente, por el excepcional desempeño
de los diversos miembros agregados a los trabajos, bien como peones, bien como
voluntarios. Antonio, Juanjo (cuidate),
Rafael, Paco, Bobis, Alejandro… se han revelado en general como excelentes
trabajadores, han aprendido rápido las bases del trabajo arqueológico, y han
sido tan cuidadosos como bien dispuestos.
Lo mismo podemos decir tanto de las voluntarias arqueólogas egabrenses,
Antonia, Laura y Tamara, como de otros
voluntarios (Julián, Antonio…), como del grupo de arqueólogas de la UAM, Lucía –responsable
de restauración-, Luisa y Mónica.
Como en aquellos añejos programas
de dibujos animados, nos atrevemos a canturrear aquello de ‘Lástima
que terminó… el festival de hoy… pronto volveremos con…’más excavaciones.
Hemos planteado nuevos enigmas al tiempo que resolvíamos problemas iniciales, hemos
demostrado fehacientemente el potencial turístico del yacimiento, enclavado en
un entorno privilegiado desde ese punto de vista, de modo que contamos con que
todas las instancias apoyarán la continuidad del esfuerzo en el corto plazo,
probablemente de tres campañas más. Hasta pronto, pues.
Foto 1. El
jueves 13 os hablábamos de la fotografía
de campo. Hoy hubiera sido el día de fotografías finales de excavación, pero
con la que está cayendo ha sido imposible. De modo que, utilizando imágenes de
hace unos días, os contamos que una de
las mejores y más expresivas técnicas de fotografía de campo es la foto aérea a
baja altura, que permite, desde la ‘vista de pájaro’ apreciar detalles que no
se ven a ras de suelo. A menudo esa vista permite apreciar contextos y
relaciones que ayudan a resolver problemas o a formular teorías.
Hay muchas formas de
hacer esas fotos, desde pequeños globos cautivos que sujetan cámaras accionadas desde tierra
(una de las formas más eficaces y económicas, que emplearemos el año que
viene), hasta vuelos en ultraligero, pasando por aeromodelos de helicópteros
(una especie de drones modestos),
largas pértigas, etc.
Pero la forma más tradicional, y una de las más eficaces, es
la larga escalera manual que, sujeta por los forzudos y/o pesados del
grupo sobre una superficie normalmente
muy irregular y por tanto peligrosa, permite al osado de turno trepar y hacer
fotos desde seis o siete metros que pueden ser muy espectaculares.
Foto 2. La
proyección de la sombra da idea de la perspectiva que se puede alcanzar con la
vieja y modesta escalera.
Foto 3. Otro
truco de campo es utilizar lonas o toldos (que sirven para mil cosas) con el
objetivo de proyectar una sombra homogénea sobre un área limitada. A menudo el
ritmo de los trabajos exige fotografiar un detalle en un momento en que la luz
es muy mala, con sol intenso en un punto y una sombra muy oscura justo al lado,
lo que vuelve locos a los fotómetros de las cámaras. En ese caso, este sencillo
sistema proyecta una intensidad homogénea y permite fotos de calidad.
Foto 4. Finalmente, Diego ha estado ensayando un
sistema de pértiga telescópica con cámara acoplada. El objetivo de ojo de pez
permite vistas interesantes, aunque en este caso no ha resultado el método más eficaz por las deformaciones
perimetrales.
Foto 5. Ayer protegimos con sacos terreros y geotextil
un muro que estaba parcialmente vencido, para evitar que ceda con las lluvias
del invierno. El año que viene procederemos a estabilizarlo por completo.
Sistemas similares se han empleado en otras partes del yacimiento. Solo nos
queda rogar que ningún visitante inadvertido retire las protecciones que hemos
dejado , porque dañaría los restos sin remedio (es patrimonio de todos y podemos
aseguraros que no hay ningún objeto atractivo debajo, ya lo habríamos
retirado) Y PODRIAINCLUSO SER PELIGROSO,
ya que hay huecos y toperas ocultas a la vista. El yacimiento está vallado, es
propiedad municipal y está incluido en las rutas de visitas de la Guardia Civil
y de la Policía Autonómica que como sabéis han hecho numerosas visitas en este
mes. De modo que suplicamos que se respeten los restos y el trabajo abnegado –y
en muchos casos gratuito- de mucha gente que se deja la piel en esto.
Foto 6. Antes y
después. La limpieza preliminar de los objetos metálicos (por otro lado muy
escasos en esta campaña inicial en el Cerro de la Merced) permite su mejor
conservación y su estudio tipológico.
Aquí tenéis un bonito ejemplo de ‘antes’ y ‘después’.
Foto 7. El
proceso de trabajo en gabinete termina (por ahora) con ‘Control de UEs’
(unidades estratigráficas). Eduardo y Antonio cotejan los datos de campo,
croquis, fotos, planos, y rellenan un sistema relacional de Bases de Datos que es el cimiento sobre el que se construirá la
Memoria de Excavación.
Foto 8. Y con esta fantasmal visión del recinto
interior en la neblina del amanecer os dejamos por ahora. Contamos con volver a
ponernos en contacto con vosotros con nuevos trabajos, ilusiones y hallazgos. Hasta
siempre.